El chacarero que vive frente a la curva dice no haber visto policías

Testigo. Bleina vive a pocos metros del lugar del accidente y no cree en la versión oficial.
Por Valeria Vizzon, desde Salto (Perfil)

José Luis Bleina es un chacarero que vive a la vera de la Ruta 31, a escasos metros de la curva de Plazibat, donde el martes pasado aparecieron los cuerpos de la familia Pomar. Conocedor de la zona, asegura no haber visto a un solo policía rastrillando el camino pero, en cambio, asegura haber escuchado el ruido de los helicópteros que sobrevolaron las localidades de Salto y Gahan durante los últimos rastrillajes aéreos.

En diálogo con PERFIL, Bleina dice que no puede entender y se sorprende de sobremanera cada vez que piensa que la familia estuvo 24 días muy cerca de su casa. “Todavía no puedo creer que estuvieron enfrente de mi casa y no los vimos”, sentencia.

El chacarero cuenta que, si bien ahora desde su casa no se ve la curva porque el maíz está muy alto, hace veinte días sí se podía ver. “Recién el sábado pasado sentimos un olor muy fuerte pero pensamos que sería un animal muerto”.

El martes 8, el mismo día que el comisario inspector Juan Carlos Ruiz se adjudicó haber hallado el auto con la familia Pomar, Bleina había ido a llevar a su hija a la localidad de Salto.

“No vimos ningún patrullero ni policías el martes 8 a la 1 de la tarde por acá. Me lo acuerdo bien porque a esa hora, llevé a mi hija a Salto y volví tipo 2 y no había nadie. Tampoco vimos nunca un patrullero realizando un rastrillaje terrestre por la zona; en cambio, escuchamos el ruido de helicópteros.”

La noche del accidente. José Luis habla pausado y entre mate y mate, recuerda la fatídica noche del 14 de noviembre, día que la familia Pomar desapareció. “Esa noche no llovió, y me lo acuerdo perfectamente porque era el cumpleaños de mi mujer. Esa tardecita hubo mucho movimiento en casa, vinieron amigos y familiares a festejar, algunos se fueron después de las 4 de la mañana. No escuchamos nada, no vimos nada, no pudimos ayudarlos”, dice a PERFIL el chacarero a quien le resulta “increíble” que nadie los haya visto porque la ruta “es muy transitada”.

En Salto –cuenta él– la gente “no” cree en la versión oficial sino que están convencidos de que los cuerpos fueron encontrados por una persona que pasó por el lugar y automáticamente dio aviso a la Policía.

Bleina, que vive desde hace 19 años frente a la Ruta 31, asegura que el estado de la carpeta asfáltica es lamentable y que no tiene mantenimiento. “A veces la pintan pero dura muy pocos meses. No tiene ni las rayas blancas que la separan de la banquina ni la amarilla que marca la circulación ni mojones. De noche, transitarla es peligroso.”

En tanto, Nancy Bisso, otra vecina de Salto que forma parte de un grupo de personas que se unieron para juntar firmas para presentar un petitorio al gobernador Daniel Scioli para exigirle la señalización, demarcación y repavimentación de las rutas provinciales 31, 32 y 191, coincide con Bleina: “No hubo rastrillajes terrestres y si los hicieron, los hicieron muy mal. La verdad es que no creo en la versión oficial. A los cuerpos los encontró un peón rural y le dio aviso a la Policía. De eso estoy seguro”.

El hombre que llamó al 911 se siente culpable por no insistir

Casimiro Frutos es la persona que el 16 de noviembre pasado, dos días después de la desaparición de la familia Pomar, llamó al 911 y denunció que vio, en una zona de monte, un auto que estaba volcado.

Casimiro, que es albañil, viajaba ese día en colectivo hacia la localidad bonaerense de Rojas, por motivos laborales.

“Llamé y conté lo que vi, pero nunca me volvieron a llamar. Recién anoche me llamó un señor de Asuntos Internos para preguntarme si hoy –por ayer– me podía hacer unas preguntas. Vinieron a mi casa y me preguntaron adónde iba ese día, qué hacía, y yo les conté”. Casimiro explicó en el canal de noticias TN que lo que él no pudo especificar cuando hizo el llamado era el lugar exacto. El no sabía si el lugar en el que vio el auto era antes o depués de Salto. Al finalizar la entrevista, el hombre dijo sentirse un poco culpable por no haber insistido con sus llamados.