Recibimos y Publicamos: La salud de Salto

El “eterno” problema que genera el Hospital de nuestra ciudad, no sólo por su funcionamiento interno, sino también por la ansiedad que le produce a la población en general, los avatares dirigenciales de los últimos 2 años, tiene una explicación de índole exclusivamente política. Así es que, en éste período, han pasado 2 secretarios de salud y 2 directores, cuando la historia dice que el que asumía por dichos cargos nunca lo hizo por menos de 3 años. Más allá de la durabilidad de los funcionarios del área, lo que reviste importancia siempre es la idoneidad y sobre todo el compromiso de los mismos con una política de salud. Se debe recordar que son puestos políticos, nadie hasta hoy entró por concurso. Dicho esto y analizando lo que ha venido siendo la cartera en la gestión Migliaro/Brasca, me veo obligado a rescatar la impronta que le quiso dar el primer director del nosocomio, Dr. Penuto, el cual, luego de divergencias insalvables con un militante corrupto, puesto a administrador y con un intendente necio y adepto a las persecuciones políticas, debió renunciar a 10 meses de haber asumido. Luego, lo que le sucedió, en la dirección hospitalaria y en la Secretaría de salud, fueron parches, que no dejaron más que visiones mediocres en algún caso y megalómanas y egoístas en otros. Meros manotazos de ahogado, que buscaban sólo ocupar el casillero en el organigrama municipal de autoridades. Nunca se planteó la necesidad de recurrir a un poco de ciencia, en medio de tanta demagogia, tanta improvisación y tanta medida efectista. Obtener capacitación y asesoramiento de entidades académicas, generar espacios para poder obtener datos epidemiológicos, para saber de qué nos enfermamos, es decir hacer diagnóstico, facilitar la tarea administrativa del profesional, para que se dedique sólo al paciente, usar un vademécum (listado de medicamentos) a rajatabla, compras de insumos y medicamentos por concurso, eliminación de las autorizaciones de prácticas y medicamentos fuera de vademécum “por política”, contención de los profesionales, evitando el manoseo que generan convenios no respetados, ordenar el tránsito para que no ocurran tantos accidentes , no nombrar en cargos ficticios dentro y fuera del hospital a personajes nefastos como ocurre últimamente, etc. Componen un popurrí de medidas de las muchas que se pueden tomar y que tienden a ahorrar recursos, mantener la planta de profesionales, cada vez más exigua y cansada y sobre todo darle seriedad a un gobierno, que se acuerda del hospital, sólo cuando hay problemas y que por añadidura son generados casi en su totalidad por la mala gestión de sus directivos. Cuando digo casi en su totalidad, es porque algunos problemas son propugnados por los interlocutores que tiene el gobierno. La representación gremial de los profesionales, deja mucho que desear, no sólo por la escasez de logros conseguidos, sino también por la mala saña que contra la dirección de turno aplica y la mala influencia que genera en sus pares, nunca queriendo el diálogo, prefiriendo la confrontación, dado que con ella, se beneficia un sector político local. Más claramente, hay dos personas en la CICOP que le hacen el trabajo sucio a un candidato, que pertenece al ámbito de la salud y obviamente no es Burgos.
Antes de seguir avanzando, responderé a los que seguramente se preguntarán porque todo esto no se hizo antes, cuando el Dr. Burgos era intendente y quien suscribe, secretario, pues bien, sin entrar a detallar los logros, que los hubo y fueron muchos, gracias a que tuvimos al mejor director de hospital de la historia en Salto, lo que no se pudo hacer, fue en parte, por falta de tiempo, dado que los cambios culturales en salud, llevan poco tiempo implementarlos y mucho tiempo aceptarlos. También ha habido errores, la necedad no forma parte de nuestros defectos, pero siempre fue el Intendente quien hablaba con el personal profesional y no profesional y se hacía cargo de todo. Siempre hubo diálogo en la gestión Burgos, porque la salud siempre fue prioritaria en su agenda, a pesar del bajo presupuesto global que se manejaba entonces. Tampoco hubo tiempo político, ya que la gente eligió cambiar de rumbo en 2007. Por último, pagamos el costo de cómo se dice popularmente, “escupirle el asado” a más de un personaje, que al terminárseles los negociados, recurrentemente ponían palos en la rueda.
Continuando con mi punto de vista de las causas y consecuencias de ésta crisis, tengo para decir que aquellos que hablan de cronicidad en la problemática de “los médicos” con el hospital, simplifican dos veces las causas. Primero porque el problema no sólo es de los profesionales de la salud (hablemos con propiedad), sino también de los no profesionales, prueba de esto es la medida de gobierno que llevó o intentó llevar a una diferenciación en los sueldos de las enfermeras y el resto del personal. Segundo es que los profesionales, a pesar de los innegables bajos sueldos, continúan trabajando, y eso se explica porque hay responsabilidad en el grueso del grupo, que lleva a no abandonar su puesto de trabajo. Hay responsabilidad y hay respeto por la comunidad. ¿Alguien imagina el funcionamiento del hospital sin los profesionales de Salto? Es totalmente inviable. Y sería un caos. Ese escenario, hoy, es posible si no toman el toro por las astas. Para ello es necesario mayor presupuesto, dado que el presupuesto global se incrementó un 100% en 3 años, sin embargo los profesionales de la salud, ganan casi lo mismo que en 2007. Proponerles a los profesionales un plan anual de contingencia que incluya 4 puntos: Incremento del sueldo básico en un porcentaje razonable, que no debe ser menor al 25%, dada la media del incremento salarial en paritarias nacionales. Pago de reemplazos de guardia a valores congruentes con lo que se abonan en otros hospitales de la zona. Ofrecer un plus del 50% por guardia, cuando se superen las 60 hs semanales de guardia. Reducción en no menos del 30% del gasto del hospital, que se considera ocioso, consistentes en personal cuyo mérito para obtener el nombramiento, es la militancia política o lazos sanguíneos, además de anulación de autorizaciones de medicamentos reemplazables por otros del vademécum, pero igual de eficientes y autorizaciones de prácticas no necesarias o a pedido del paciente. Independencia de criterio para la dirección del hospital. No inmiscuirse ni intentar influir sobre las decisiones del director por parte del ala política.
Estas medidas, oficiarán de paliativo y mejorarán las posibilidades de que alguno de los profesionales, acepte el cargo de director, ahorrándonos el oprobio que es traer a cualquier pajarito de otra localidad a que pretenda arreglar lo que nunca podrá arreglar.
Luego de ello, que no requiere ninguna firma de convenio que pretenda engañar a los profesionales ni dilatar los tiempos, se deberá convocar al Concejo Deliberante, a fin de elaborar un plan estratégico para la salud, de manera integral. Obviamente, se requerirá asesoramiento de entidades académicas reconocidas, con la inclusión de los actores locales y será a partir del próximo gobierno que se llevará a cabo, previa ordenanza. La comisión de salud del Concejo, deberá controlar el funcionamiento, de manera cabal, sola o con la asistencia de las entidades académicas antedichas.
El encomillado que tiene la palabra eterno, al principio de éste análisis, está dado porque tengo la esperanza de que todos los problemas de gobierno tengan solución, máxime cuando tienen que ver con cuestiones demasiados sensibles como lo es la salud o los prestadores de salud, allí es cuando se puede ver claramente a los que hacen política y se deben a sus ciudadanos. No se admiten fracasos en salud pública. Usar la misma con fines eleccionarios o como prebenda, es un grave delito, que aunque la ley no lo pene, el pueblo seguramente lo hará.
Dr. Marcelo F. Herrera (DNI 17.579.954)

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