Brasca: un año de claroscuros


El primer año de la gestión Brasca obliga a realizar algunas reflexiones: los primeros pasos en la intendencia mostraron al Brasca esperable, siempre a la sombra de Migliaro el indartense se mostró como un continuador del legado migliarista y lo demostró con acciones como la de avalar a los funcionarios que acompañaron a Migliaro desde su asunción en 2007.
Cuando los problemas del doble comando comenzaron a evidenciarse el actual intendente decidió dar un golpe de timón reemplazando a funcionarios altamente criticados. Fue entonces cuando los funcionarios migliaristas renunciaron, algunos con críticas al Ejecutivo como el caso de Leonardo Migliaro. En otros casos fue el propio Brasca quien polemizó con ex funcionarios: acusó al ex secretario de Obras Públicas Eduardo García de haber borrado todos los datos de las obras públicas que la Provincia y la Nación se habían comprometido a realizar en el distrito.
Del lado positivo de la gestión, Brasca puede mostrar un cambio en la forma de gestionar estando más predispuesto al diálogo que Migliaro. En el lado flaco de la balanza se encuentra la falta de funcionarios y estructura que pueda acompañar una gestión sólida. Una clara muestra de ello es la preocupante situación del hospital municipal que lleva varios días sin director. Quizá la más visible de las carencias sea la falta de obra pública concreta en el municipio: la penosa realidad de la planta depuradora muestra esta realidad en toda su magnitud.

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