Editorial de El Norte

El jamón del sándwich

Al comienzo de la semana, Daniel Scioli decidió separar de su cargo al frente del Ministerio de Seguridad a Carlos Stornelli. Aunque sorpresivo, fue un final anunciado al que se llegó luego de fuertes cuestionamientos internos y externos a la gestión de Stornelli.
Al parecer, el ahora ex ministro de Seguridad bonaerense se fue ganando la antipatía de muchos intendentes y aun de sus propios compañeros de gabinete, por su polémico desempeño a cargo del sector más sensible de la administración provincial.
El caso Pomar fue quizá uno de los exponentes más resonantes de la pobre política que llevaba el ministro, quien incluso llegó a criticar el desempeño de su propia Policía. El mal accionar de las fuerzas de seguridad en la búsqueda de la familia Pomar se llevó puesto a varias autoridades policiales, incluso en Salto.

Más allá de estas cuestiones, la excusa de Scioli al comunicar la retirada de Stornelli fue que consideraba necesario fusionar los ministerios de Seguridad y de Justicia (a cargo de Ricardo Casal) para “articular” los recursos de ambas carteras. Otras voces insinúan que hubo algún tipo de presión desde el Gobierno Nacional hacia Scioli para que “se sacara de encima” al ex ministro, que al parecer, no era del agrado del matrimonio presidencial. Esto demostraría el grado de subordinación que Scioli tiene con los Kirchner, y la esperanza que pone en ser su sucesor político.
Entre tanto, de los problemas de seguridad nadie profundiza y en el medio, como siempre, queda el pueblo.

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